CAMPAÑAS
LAS DIETAS SÓLO CON PRESCRIPCIÓN MÉDICA Y CONTROL FACULTATIVO, IGUAL QUE LAS MEDICINAS
PLAN INTERDEPARTAMENTAL contra los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) para su prevención, detección precoz y asistencia eficaz
PLAN DE FORMACIÓN EN TCA DE LOS MÉDICOS DE FAMILIA, PEDIATRAS Y GINECÓLOGOS, COMO ELLOS MISMOS Y LOS COLEGIOS MÉDICOS DEMANDAN
DIAGNÓSTICO PRECOZ Y TRATAMIENTO DE LOS TACNE (Trastornos de la Conducta Alimentaria no específicos).
Pedimos que las autoridades sanitarias encabecen nuestra campaña con estos lemas:
"Las dietas, sólo con prescripción médica y control facultativo; como los medicamentos".
y
"Las primeras víctimas de la publicidad indiscriminada de las dietas: las mujeres y los jóvenes".
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LAS DIETAS, SÓLO CON PRESCRIPCIÓN MÉDICA Y CONTROL FACULTATIVO, COMO LOS MEDICAMENTOS
Exigimos el lanzamiento de una campaña encabezada por las autoridades sanitarias con estos lemas:
"Las dietas, sólo con prescripción médica y control facultativo; como los medicamentos"
y
"Las primeras víctimas de la publicidad indiscriminada de las dietas: las mujeres y los jóvenes"
Aunque los factores que llevan a la Anorexia y la Bulimia son múltiples, el desencadenante último de estos graves trastornos psiquiátricos son las dietas restrictivas en las que desembocan todos esos diversos factores al final.
Ponerse a dieta sin prescripción médica es tan peligroso o más que automedicarse. La propaganda de las dietas restrictivas y la publicidad que utiliza (y propaga) cuerpos enflaquecidos constituyen una parte principal de los factores que llevan a las dietas anoréxicas y forman parte de la constelación de factores socioculturales, que junto con los personales y familiares son los predisponentes y desencadenantes de estos Trastornos de la Conducta Alimentaria.
El volumen mundial del negocio de las dietas es difícil de precisar, pero su orden de magnitud es de miles de millones de dólares o euros anuales. El de la publicidad inductora de la delgadez a ultranza es equiparable. Lo supera el de la moda enemiga de los cuerpos femeninos, la moda feminófoba. Pero además de muy lucrativas, son actividades enormemente insalubres, nocivas y peligrosas. El Dr. Toro, uno de los máximos conocedores de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, declaró ante el Senado en 1999 que, sólo en el Reino Unido, las industrias y servicios destinados al adelgazamiento mueven un billón de libras esterlinas al año. También allí mismo concluyó este eminente psiquiatra que "hay que admitir que no tendríamos trastornos alimentarios de este tipo sin una restricción alimenticia voluntaria".
El 38% de las chicas hace una o más dietas al año
Las autoridades sanitarias deberían tomar medidas, igual que contra la automedicación, para controlar la propaganda de dietas y la publicidad que maneja cuerpos enflaquecidos, cuerpos yoghurt. Un estudio epidemiológico realizado en Navarra en 1997 por la Clínica Universitaria entre las chicas de 12 a 21 años revelaba que, el 38% se someten a una o más dietas restrictivas cada año, y el 11'1% hacen más de cuatro dietas restrictivas al año. El estudio ponía de manifiesto que únicamente en un 7,5% de los casos la dieta se realiza por prescripción médica.
En la propaganda indirecta de dietas adelgazantes, se empieza hablando contra la obesidad, pero enseguida se hace la transición abusiva al sobrepeso, siendo así que el mero sobrepeso, no es aún un problema serio, ni algo que haya que combatir con dietas restrictivas autoimpuestas. Cuando se presenta la obesidad, el médico ya se encarga de intervenir, derivando al afectado al endocrinólogo nutricionista y, si no, siempre se puede recurrir directamente a ese facultativo, el cual tras exhaustivos análisis, incluyendo los hormonales y metabólicos, prescribe el tratamiento en el que la dieta es un elemento más, si la considera necesaria el médico, y éste realiza los menús personalizados y equilibrados o encarga su realización al dietista, y además controla en todo momento médicamente la evolución general del paciente y no sólo la de su obesidad. Evita así que la dieta se convierta en el típico problema peor que la enfermedad, que, si es sin prescripción médica ni control facultativo, hará rebrotar el sobrepeso y la obesidad corregidos y aumentados, y eso en el menos malo de los casos, porque en otras ocasiones, añade otras enfermedades aún peores como la Anorexia o la Bulimia Nerviosas.
La publicidad de las dietas, como la de las medicinas
Las campañas contra la obesidad hay que cuidar con qué lemas se hacen, porque hemos visto algunos completamente contraproducentes como "perder peso es ganar salud", que en sí mismos son falsos; pero además impactan en las adolescentes, de por sí insatisfechas con su aspecto, deficitarias de autoestima y carentes de autoaceptación, induciéndolas a la dieta restrictiva, que por otros muchos lados se les sugiere seductoramente, y que las lleva a conductas preanoréxicas, y a mantenerlas hasta desembocar pronto, en demasiados casos, en la Anorexia y la Bulimia.
El Senado incluyó entre sus "recomendaciones" de 1999 que en la publicidad de las dietas apareciese claramente el nombre del médico responsable con su número de colegiado. Aunque esto no elimina la necesidad de que la prescripción de la dieta sea personalizada, como la de los fármacos. También recomendó evitar la publicidad de dietas en publicaciones para menores de edad. Y eso después de constatar en sus "conclusiones" que la propaganda de dietas y las invitaciones a adelgazar a los jóvenes ponen "en grave riesgo su salud". ¿No ha llegado aún el momento de llevar a la práctica aquellas recomendaciones y las que desde entonces se han demostrado necesarias para prevenir y curar la Anorexia y la Bulimia Nerviosas?
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Extensión a los alumnos de 1º y 2º de ESO (12-14 años) de la situación de beneficiarios del Seguro Escolar que ya tienen los de 3º y 4º
Solicitamos la extensión a los alumnos de 1º de ESO (12-13 años) y 2º de ESO (13-14 años) de la situación de beneficiarios del Seguro Escolar, por ser ya grupos de riesgo de estos Trastornos de la Conducta Alimentaria, como se desprende de los estudios epidemiológicos, en los que proliferan las mentalidades preanoréxicas y se extienden las conductas anoréxicas, de las que surgen los síndromes parciales e incluso completos ya abundantes desde hace tiempo en estas edades.
Este recurso ya existente del Seguro Escolar es administrativamente adecuado a los niveles obligatorios de la enseñanza y su coste es mucho menor, en términos económicos, que el de no utilizarlo en la lucha contra estas enfermedades, sin mencionar los costes humanos, familiares y sociales.
El Seguro Escolar, que está integrado en la Seguridad Social, cubre la asistencia médica a los estudiantes en lo referente a Neuropsiquiatría, Cirugía, Ginecología, Tuberculosis y accidentes escolares, además del infortunio familiar.
El Seguro Escolar, que tiene siempre superávit, se hace cargo directamente de todos los gastos ocasionados en las entidades médicas que este Seguro tiene concertadas en cada provincia. Además, los beneficiarios pueden elegir cualquier otra entidad con una cobertura del 70% por parte del Seguro Escolar. En estas entidades suele haber instalaciones de hospitalización separadas para los afectados por estos TCA que lo precisen, lo cual satisface una insistente demanda generalizada. También abren posibilidades de elección de psiquiatra y de hospital, que resultan especialmente indicados en este tipo de tratamientos de tipo tan personal, que no sólo requieren terapeutas expertos, sino que conecten con los pacientes, y los que no encuentran mejoría con unos, a veces mejoran con otros.
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PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LA LUCHA CONTRA LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA)
1. PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LA CONSULTA MÉDICA
Es frecuente que, en nombre de la privacidad, se descarte a la familia o se minimice su aportación en la consulta de los enfermos de TCA y que no se cuente con ella para aplicar el tratamiento. Esto ocurre a menudo también en muchas otras enfermedades psiquiátricas. No ocurre en las demás enfermedades. Es una de las diferenciaciones que se suelen hacer de las enfermedades psiquiátricas, en realidad se suele olvidar que son enfermedades.
Para conocer la evolución de la enferma no se pueden ignorar o soslayar los informes de la familia. La enferma de TCA oculta o niega sistemáticamente su enfermedad, sus síntomas, sus prácticas disparatadas. Sería una ingenuidad muy poco profesional la del psiquiatra que basara su diagnóstico sólo en lo que le dice la enferma. La báscula no miente, la familia tampoco. La báscula no lo dice todo. La familia puede aportar muchos datos. No contar con esa aportación es dejar a la enferma las riendas del diagnóstico y enseguida las del tratamiento.
2. PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LA APLICACIÓN DEL TRATAMIENTO
Casi es más frecuente aún descartar a la familia o tratar de minimizar o eliminar su participación en la aplicación del tratamiento para la recuperación de los afectados por un TCA. Se olvida que la familia está con la enferma las 24 horas del día de todos los días del mes hasta la siguiente consulta. Y que, lo que le prescribe el médico a la enferma en cuanto a normalización alimentaria y realimentación, es la familia la que tiene que conseguir que lo realice la enferma. Y que la psicoterapia, para ser eficaz, debe incluir todo lo que rodea a la enferma, lo que se le dice en casa, el comportamiento y la actitud de todos para con ella, incluso principalísimamente la sanidad mental de los que la rodean. Bajo la dirección del psiquiatra de la enferma, como nos dicen los mejores especialistas en sus mejores momentos, los familiares deben actuar como coterapeutas, y no quedarse sin hacer nada, sino corregirse y curarse de lo que perjudica a la enferma y ayudarla a comer normalmente y a rehacer sus apreciaciones. La curación es en la familia. Esta es la situación más favorable y más normal. Si la familia no está muy normalizada, habrá que corregir o paliar sus anomalías; pero tratar de aislar a la enferma de la familia es irrealista y, salvo casos extremos, sería sobreprotegerla. Un factor tan poderoso como la familia es mejor ponerlo a favor de la curación en vez de ignorar que existe.
3. PRESCRIBIR MENÚS CONCRETOS
Es cada vez más sabido que la curación de los TCA empieza por la normalización alimentaria y la realimentación de los enfermos, porque si no, no es efectiva la psicoterapia, debido a que no se empiezan a normalizar los neurotransmisores y no se reactiva la producción de hormonas hasta que no se rehace la grasa interna donde se producen las hormonas, y sin esa realimentación y normalización alimentaria no se rehacen esos tejidos, evidentemente. Pero todavía algunos de los terapeutas que saben esto se limitan a prescribirle a la paciente una alimentación normal, se contentan con decirle "que coma lo normal", los menús normales en cuanto a variación y en las cantidades normales. "Que coma de todo". Todo eso está bien. Pero muchas veces la enferma ya ni siquiera sabe lo que es comer normalmente. Y no puede comer normalmente. La madre es una vez más la mala que le fija los menús. Ayuda mucho que el nutricionista confeccione los menús o encargue al dietista que los confeccione de forma personalizada. Se puede negociar con la enferma el cambio de un alimento por otro equivalente en nutrientes, que sea de su mayor agrado, para que se lo coma con menos dificultades. Hasta ahí puede llegar la flexibilidad. Pero la enferma de TCA necesita tener detallados y concretados los menús para cada comida de cada día de la semana, con las combinaciones de alimentos y las cantidades de cada alimento especificados.
Así se objetivan los menús. Así se les da autoridad y se
evitan algunas de las batallas o al menos se les quita virulencia;
y, sobre todo, se pueden ganar esas batallas de que la enferma
coma. Si están prescritos los menús para cada comida de cada
día, hay que comer lo que toca y en la cantidad que toca, como
si fuera una medicina. Para estos enfermos de TCA la primera
medicina es la comida, la otra, la psicoterapia; los fármacos
son complementarios. Pero no hay una penicilina de los TCA más
que ésa: la comida y la psicoterapia.
Es una sugerencia para que se incorpore a los protocolos
actualizados.
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EL TRATAMIENTO DEBE SER PSIQUIÁTRICO Y BAJO LA DIRECCIÓN DE UN PSIQUIATRA
En ambas alteraciones, Anorexia y Bulimia, y en su curación intervienen equipos multidisciplinares integrados por endocrinos-nutricionistas, ginecólogos, analistas, psicólogos, y la dirección del equipo corresponde al psiquiatra, porque es médico y el psicólogo no lo es y no puede recetar medicamentos, ni prescribir que no se receten, ni que los recete un médico, ni puede dirigir médicamente a los médicos del equipo, ni puede prescribir la hospitalización del paciente, ni darle de alta, ni de baja. Es posible que realice la psicoterapia mejor que un psiquiatra, y debería ser frecuente, pero siempre bajo la dirección de un psiquiatra. Tampoco es admisible que un psicólogo intente paliar esto asociándose a un nutricionista, porque éste, aunque sea médico y pueda firmar recetas, no es adecuado que recete los psicofármacos que requieren las comorbilidades de los TCA, ni que prescriba la hospitalización en centros psiquiátricos, no más adecuado que un psiquiatra. Para la Bulimia hay fármacos antidepresivos que son eficaces, no sólo por su función antidepresiva, sino por su indicación antibulímica específica, pero su prescripción corresponde al psiquiatra.
UN TERRIBLE FACTOR PERPETUADOR DE ESTOS TRASTORNOS ES LA TERAPIA INADECUADA, por ejemplo, porque el médico o el psicólogo, como es frecuente, no sabe que la psicoterapia no hace efecto hasta que no se recupera el peso y, sobre todo, la masa grasa, o que hay que hospitalizar a quien pierda ya el 25% de su peso mínimo sin más, o el 15%, si hay otros factores negativos. O porque no recaba los informes de los padres, o no los recibe, o los excluye de la terapia, diciéndoles que no intervengan en la realimentación de su hija enferma, o en la psicoterapia, e ignore que deben ser coterapeutas y omita poner a favor de la terapia este poderoso factor que es la familia.
LA INTOXICACIÓN POR MALA PSICOTERAPIA
Hemos observado que hay sesiones que se dan con el nombre de psicoterapia, pero que en realidad consisten en hacer recordar al paciente traumas pasados. Y esto, afecta también a los familiares en tratamiento por ansiedad, por ejemplo. Hemos observado que son frecuentes las crisis tras las sesiones de esa psicoterapia. También la prolongación durante años de esas sesiones en las que el terapeuta se limita a hacer hablar al paciente de sus problemas.
Y se vuelve a remover el poso y a enturbiar la mente y la vida. Recordar es volver a vivir. Los traumas y las heridas psíquicas hay que olvidarlas. Al igual que no hay que abrir las heridas físicas que están cicatrizando. Hay que ocuparse. No preocuparse. No darle vueltas al bolo con lo que no tiene solución. Y lo que menos solución tiene es lo que no es un problema más que en la mente atormentada, o aún no existe como problema más que en la imaginación descontrolada, o es un trauma del pasado, no sobrepasado, no digerido; y encima, en eso, ante ese mal no objetivo en el presente, bien por ser inobjetivo, o bien por ser un futuro insoslayable en el presente, o bien por ser un trauma objetivo del pasado también inamovible desde el presente, la única ocupación es darle vueltas al taladro mental. A no ser que otro problema se presente y capte nuestra atención y nuestra actividad sensorial, física y mental. Un clavo saca otro clavo.