.....Pilar Soto da su testimonio y presenta el libro sobre su conversión y la curación de su bulimia.....Pilar Soto se salva de la bulimia y de la muerte y se convierte a Dios.....INDEX.
Comer el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía la curó de su anorexia
Javier Lozano / ReL 9 de marzo de 2017 http://www.religionenlibertad.com/comer-cuerpo-cristo-curo-anorexia--55352.htm
Emily Stimpson es una
escritora y periodista católica formada en la muy católica Universidad de
Steubenville y autora de un blog relacionado con la comida The
Catholic Table, algo que en el
pasado le generó grandes sufrimientos.
Esta apologeta católica ha llegado a serlo tras descubrir a Dios
en el momento más duro de su vida, cuando durante años
sufrió una anorexia nerviosa que no conseguía superar.
Y fue precisamente Dios quien la sanó primero interiormente y
posteriormente físicamente.
Salir de la anorexia para ella sólo se pudo producir
tras comer el Cuerpo de Cristo. En un testimonio contado
en primera persona en National Catholic Register, esta mujer que actuó también como asesora política
en Washington explica que cuando trataba de recuperarme de
un trastorno alimentario, la mera fe no fue suficiente para mí. Lo
que necesitaba era una fe eucarística.
Ningún médico ni ninguna terapía logró que saliera de la
anorexia
Stimpson había sido criada como católica aunque en su
enfermedad no veía el mundo con ojos
católicos sino que buscaba un Dios que estuviera a su
servicio.
De aquella anorexia nerviosa que mezclaba con atracones de comida
han pasado ya 16 años. Desde los 19 a los 25 años
intentó curarse sin éxito. Ninguna terapia, ningún médico
pudo conseguir que mejorara. Ella pedía a ese Dios que
de niña le dijeron que existía que la curara pero el gran
problema que tenía Emily era que todavía odiaba mi cuerpo,
tenía miedo a la grasa y usaba la comida como un medio para
controlar mi mundo.
Ella recuerda que detrás de mi batalla con la
alimentación y la naturaleza había una mezcla enmarañada de
inseguridades y ansiedades, agravada por una visión
materialista del universo. Por más que pensaba en ese Dios
de su infancia no veía ese mundo hecho por un Dios amoroso.
No veía un universo lleno de gracia donde todo llevaba la marca
de su creador. No vi mi cuerpo como la imagen viva de Dios.
"Mi cuerpo era un problema a eliminar"
Tal y como recuerda, para mí, mi cuerpo era un
problema a eliminar, cuanto menos hubiera de él, mejor.
Aunque también sabía que no estaba bien morirme de hambre.
Y es que, añade, los mismos patrones de pensamiento
destructivos se reproducían una y otra vez: mi cuerpo era un
problema, la comida era el enemigo.
Esa religiosidad popular que tenía adquirida sí que logró que
al menos empezara a comer algo, aunque fuera muy poco. Y sobre
todo le vino bien para intentar dar un paso al frente. Así
que empezó a ir a misa a ver qué pasaba.
Su encuentro con la Eucaristía
Antes en sus años de universidad tuvo amistad con un grupo de
protestantes que le ayudaron a conocer a Jesús pero para ella
faltaba algo. Pero la misa era diferente. El
catolicismo era diferente, cuenta Emily.
De este modo, tras seis largos años alejada de la Iglesia,
un compañero de trabajo me ayudó a encontrar mi camino a casa. Y
allí, en la misa, recibí a Cristo como alimento. El pan se
convirtió en Cuerpo. El vino se convirtió en sangre. Dios me
dio de comer y de beber. Aquella fue la comunión más íntima
que tuve con él. Así fue como dio su vida por
mí.
Según ella, la comunión hizo lo que ninguna
mera fe podía hacer y así llegó la curación
de la anorexia.
Y tras la Eucaristía, la Adoración
No fue de un día para otro. Fueron meses de ir a misa
todos los días, sabiendo que tenía que estar allí, aunque no
comprendiera del todo por qué. También fueron meses de
lectura del Catecismo y libros sobre la fe católica. Y
fueron meses sentada en silencio en las iglesias católicas
mirando a Jesús en el Tabernáculo, relata Emily Stimpson.
La Adoración al Santísimo fue una parte importante
de la sanación de Emily
Pero la realidad era que cuanto más crecía su fe
eucarística más cambiaba su visión, lo que le hacía lograr
superar su enfermedad porque me ayudó a cambiar la forma
en que veía mi cuerpo.
La importancia de la Teología del Cuerpo en su curación
San Juan Pablo II también jugó un papel importante en esta
sanación a través de la teología del cuerpo del Papa polaco.
Gracias a ella, confiesa Emily, empecé a ver mi
cuerpo no sólo mi alma- como la imagen de Dios. Reconocí
que era un templo que tenía que ser cuidado. Y llegué
a apreciar mis curvas femeninas como la señal física de mi alma
femenina.
De este modo, gracias a la liturgia, la oración y el
estudio empezó a ver el pan de cada día cono un
símbolo del pan del cielo y que estos alimentos nutren,
fortalecen, curan, dan alegría, significan amor y fortalecen
amistades.
"La Eucaristía nos fortalece en tiempos de prueba"
A este convencimiento llegó gracias a comer el cuerpo de Cristo.
La Eucaristía nos alimenta con la vida de Dios, nos
fortalece en tiempos de prueba, nos consuela en momentos de
tristeza, cura heridas dejadas por el pecado, nos llena
de la alegría de Cristo, continuamente demuestra el amor de Dios
por nosotros, enumera emocionada esta mujer.
Por ello, Emily confiesa que una vez que empecé a
entender esas verdades, siguió la verdadera curación.
No podía abusar de los grandes regalos que eran mi cuerpo y la
comida. Tampoco podía temer a estos grandes dones. Todo lo que
tenía que hacer era caer de rodillas en agradecimiento y
admiración.